05-12-2006 Siempre cometemos el mismo error: reconocemos a las personas cuando ya no están con nosotros. Pero sería una injusticia enorme no hacerlo aún en su ausencia.

Rodrigo nos dejó físicamente, pero estoy seguro que nunca se va a ir del todo. En cada uno de sus lugares, de sus afectos y de cada persona de este mundo con la que tuvo contacto, dejó algo. Y ese algo es todo bueno.

Gran amigo, gran hijo, gran hermano y mejor padre, nos hace pensar en todo este tiempo de angustia, que un mundo sin maldad es posible a cada momento.

Porque él fue así: sin maldad, optimista, alegre, emprendedor, solidario, desinteresado.

Aunque parezca imposible en estos tiempos, él reunía todo eso.

Deseo con todo mi corazón que ese espacio físico lo ocupen personas de ese calibre. Sería el homenaje que Rodrigo se merece, el que él aprobaría.

Más allá del dolor que me produce la pérdida de este gran amigo no quisiera llorarlo sino simplemente imitarlo, seguir sus proyectos, apoyar a su familia y respetar y disfrutar todos los recuerdos que me unen a él.

A través de esta carta me gustaría arengar a la comunidad de Gobernador Crespo a seguir su ejemplo para que Rodrigo viva para siempre en nosotros.